¿Por qué la creatividad no es un momento de inspiración, sino un baile mental entre dos formas de pensar?
Cuando las ideas fluyen… y de pronto se frenan
¿Alguna vez has sentido que estabas en plena inspiración y, de repente, todo se apagó?
Esa sensación de estar “en la zona” —dibujando, escribiendo, componiendo, programando— y luego perder el hilo sin saber por qué.
Los científicos Paul Sowden, Andrew Pringle y Liane Gabora tienen una explicación: la creatividad no ocurre en un único estado mental, sino que la mente creativa oscila entre dos modos distintos de pensamiento.
Uno sirve para imaginar y el otro para evaluar. Cuando aprendemos a movernos entre ambos con fluidez, las ideas fluyen sin atascarse.
Dos modos de pensar, una sola mente
Los investigadores lo llaman teoría del doble proceso, y es más sencilla de lo que suena:
- Modo generativo: libre, espontáneo, lleno de asociaciones extrañas y conexiones nuevas. Es el modo del “¿y si…?”.
- Modo evaluativo: lógico, estructurado, analítico. Es el modo del “¿esto tiene sentido?”.
El problema surge cuando uno de los dos domina demasiado.
Si te quedas atrapado en el modo generativo, tendrás muchas ideas pero poco foco.
Si te anclas en el modo evaluativo, todo te parecerá mediocre antes de empezar.
La verdadera creatividad ocurre cuando alternas entre ambos con ritmo y equilibrio.
El “péndulo creativo”: así se mueven las grandes mentes
Imagina el proceso creativo como un péndulo que va y viene entre dos polos:
- De un lado, el caos fértil de la imaginación.
- Del otro, el orden que da forma a lo imaginado
Los artistas, científicos y diseñadores más brillantes no piensan siempre de la misma manera; saben cuándo soltar el control y cuándo retomarlo.
Einstein lo hacía tocando el violín entre sesiones de cálculo. Picasso alternaba entre fases explosivas de creación y días de meticuloso análisis.
Lo que la neurociencia empieza a confirmar es que la mente creativa necesita moverse, no quedarse fija en un solo tipo de pensamiento.
Cuando el cerebro cambia de marcha
El equipo de Sowden encontró que las personas más creativas muestran una capacidad llamada “flexibilidad cognitiva”: pueden cambiar rápidamente de estrategia mental según la etapa del proceso.
No se trata solo de tener buenas ideas, sino de saber cuándo soltarlas y cuándo revisarlas.
Este cambio interno —de lo libre a lo estructurado, de lo emocional a lo racional— activa distintas redes cerebrales. Es literalmente un cambio de engranaje mental, como pasar de primera a quinta en un coche: ambas marchas son necesarias para avanzar.
Cómo cultivar tu propio vaivén creativo
La buena noticia es que este movimiento mental se puede entrenar.
Aquí tienes algunas prácticas sencillas para potenciarlo:
- Separa momentos para crear y para editar.
No intentes corregir mientras escribes o dibujas. Primero genera, luego evalúa.
(Tu cerebro necesita saber en qué modo está).
- Usa interrupciones estratégicas.
Si te bloqueas, cambia de actividad. Ese descanso activa el modo generativo y deja trabajar al inconsciente.
- Crea rituales para cambiar de modo.
Puede ser una canción, una bebida o incluso cambiar de lugar. Lo importante es enviarle al cerebro la señal de “cambiar de marcha”.
La creatividad como marea mental
La creatividad no es una chispa que llega del cielo, sino una marea que sube y baja dentro de nosotros.
A veces necesitamos dejarnos llevar por la corriente del pensamiento libre; otras, construir diques de análisis y forma.
Como dice Liane Gabora, una de las autoras del estudio:
“Crear es flotar entre el orden y el caos sin hundirse en ninguno de los dos.”
Si aprendes a surfear esa ola mental, descubrirás que la inspiración no se pierde: simplemente cambia de ritmo.
Referencia principal
Sowden, P. T., Pringle, A., & Gabora, L. (2014). The shifting sands of creative thinking: Connections to dual process theory. Thinking & Reasoning, 21(1), 40–60.
